Mermelada de naranjas amargas y apología de los músicos valencianos

A lo largo de los diez últimos años, gracias a Dani (por su procedencia) y a mi trabajo, he conocido un gran número de músicos valencianos dispersos por toda la península y también fuera de sus fronteras.

De hecho mi primera visita a Valencia fue con la Banda Civica de Soncino (Italia) para participar en el Certamen Internacional de Bandas de Música en 1999. Nunca hubiese pensado entonces que mi vida futura se cruzaría tanto con dicha ciudad….

Reconozco tener la suerte de compartir muy buenos momentos, musicales y no musicales, con valencian@s y disfrutar a diario de la compañía de personas maravillosas y de gran corazón.

Gracias al contacto directo con estos seres, he llevado a cabo un estudio antropológico que evidencia unas tendencias, unas creencias, unas características y unos comportamientos en los que se ve reflejada la mayoría de los integrantes de este colectivo:

• «La música se inventó en Valencia», o alrededores (algunos sostienen en Llíria y se están llevando a cabo estudios para contrastar la veracidad de esta información). De consecuencia los músicos valencianos son «los elegidos» y dan fe de ello con su trabajo diario el las orquestas profesionales y el las bandas.
• «Mi banda es la mejor». Por lo que he podido escuchar en los certámenes, todas las bandas valencianas son buenas, pero como en el fútbol,  la «liga» se disputa entre las más poderosas. Lo importante es que las bandas son un gran elemento de cohesión social y una herramienta fundamental para transmitir la afición a la música y sus valores. En mi caso he de decir que la mejor banda valenciana es la «S.A.M. La Unió» de Quart de Poblet y también que mi banda favorita del mundo mundial en la Banda Municipal de Bilbao.
• «Quan proves la estreleta….» Esta entrada se comenta sola, yo opino que cada uno disfruta como quiere. Si un coche de lujo les hace felices, que sigan activando la industria del automóvil que buena falta le hace.
• «La mejor paella, la mía!». Los músicos valencianos (sobre todo de genero masculino) poseen la receta de la verdadera paella. Gracias a la necesidad imperiosa de demostrarlo, los demás disfrutamos de este riquísimo plato y de unas risas durante y después de su elaboración. He de admitir que nunca he comido una paella mala hecha por las santas manos de un músico valenciano así que puedo confirmar el dato.
• «Les va la fiesta». A festeros nos le gana nadie y lo saben. De día y de noche. Bebidos o no bebidos, dopados o no dopados, son el alma de la fiesta: yo personalmente no concibo una «bona festa» sin que esté por el medio un músico valenciano. Sin hay más que uno, mejor que mejor.
• «Amigos hasta la muerte». El sentido de la amistad para un músico valenciano es lo más sagrado. Para un amigo lo darían todo si hiciera falta y se que lo harían de verdad. Un amigo está para lo bueno y para lo malo, mucho más que en un matrimonio. Os anímo a que pongáis un amigo valenciano en vuestras vidas y nunca os faltará de nada.
• «Me lo dejo todo y me voy al pueblo». ¿Quien entre los músicos valencianos en exilio que conocéis no lo ha afirmado por lo menos una vez?
• «Todos tienen campos», que es donde acabarían trabajando si se cumpliera la entrada anterior. Todos menos uno! El mío…… Ni de naranjas (ni siquiera de las bordes), ni de limones, ni de alcachofas…. los tenían pero se los expropiaron hace años para hacer en desvío del río Turia….

Así que para preparar mi mermelada me he tenido que ir a Barcelona! Aquí tengo un arbol de naranjas amargas justo delante de la puerta de casa.

Special thanks to: nuestro landlord por la materia prima.

¡Pensat i fet!

Ingredientes:

• 2 kg de naranjas amargas 
• 3 litros de agua embotellada
• el zumo de 2 limones
• 3 kg de azúcar

Preparación:

Lava las naranjas cuidadosamente, pártelas por la mitad y exprímelas.

Vierte el zumo en una olla.

Conserva las semillas y la pulpa en una bolsita de tela bien cerrada con un cordón.

Corta la piel de las naranjas en tiras finas, agrégala al zumo, cubre con el agua y deja hervir durante dos horas junto con la bolsita con las semillas y la pulpa.

Transcurrido ese tiempo, retira la bolsita de tela.

Añade el zumo de los limones y el azúcar removiendo hasta su completa disolución.

Hierve unos 10 minutos más, remueve la espuma que se habrá formado en la superficie y embota la mermelada en caliente en tarros esterilizados*.

*Desde hace un par de años utilizo una manera express para esterilizar los tarros. Después de haberlos lavado con agua muy caliente, introduzco cada bote en el microondas con unas gotitas de agua en su interior y lo dejo un minuto a la máxima potencia. Las tapas metálicas, las esterilizo con agua hirviendo.

Una vez llenados los tarros hasta 1 cm del borde, ciérralos bien e introdúcelos en una olla cubriéndolos hasta su 3/4 parte con agua fría. Lleva a ebullición y deja hervir durante 30 minutos.

No retires los tarros de agua de esterilización hasta que no estén completamente fríos.

Esta mermelada se conserva intacta durante meses si el proceso de esterilización y envasado al vacío se efectúan correctamente.